Entre las páginas de La plegaria del hijo de la lluvia, encontramos un viaje apasionado y sincero a través del amor y el desamor en todas sus formas. Cada poema es una ventana abierta a los susurros más íntimos del poeta, que nos invita a asomarnos y contemplar por un rato los versos, la lluvia, su melancolía. Aquí se entrelazan piezas que celebran la voracidad de los encuentros, la desesperación de la intimidad y la dulzura del refugio que puede ser un otro.

De la mano de un lenguaje evocador y una sensibilidad profunda, el autor explora la complejidad de sus propios sentimientos y captura la esencia de aquel vínculo que lo transforma y lo conmueve. Así, este poemario resulta un reflejo de la belleza y el dolor que componen el tejido de los lazos que nos unen.

Si nos dejamos llevar por el ritmo del deseo impreso verso a verso, estrofa a estrofa, se nos conducirá a un recorrido introspectivo y visceral a la vez, en el que escucharemos, como el lejano eco de la lluvia, los anhelos más profundos de un corazón enamorado.