En menos de veinticuatro horas, un juicio será llevado a cabo. Dos acusados se verán frente a un tribunal dispuesto a juzgarlos por lo que han hecho... y también por lo que no. Naia sabe lo que hizo. Todos en la Base lo saben y no a muchos les agrada; de a poco, todos en el Territorio comenzarán a saberlo, pero todavía no ha contado la historia completa. A pesar de haber hecho lo que creía un “bien”, la culpa la corroe, sin dejarla tranquila. El soldado sin nombre no es más que un desertor acusado de insubordinación por la Milicia, lo que tiene una única salida; el juicio. Nadie conoce su historia, y él mismo cree que merece la pena que vayan a darle, sin importar cuál sea. Cuando ambos desconocidos sean aprisionados horas antes del juicio, se verán envueltos en una situación que los lleve a confiar el uno en el otro para lograr sobrellevar la noche que se avecina, descubriendo que no todo es lo que parece, desenmarañando conspiraciones políticas y aprendiendo que todo tiene un precio; incluso la lealtad a la Causa.